Nuestra propuesta educativa es un modelo de formación de la persona, por lo tanto unificado, que atraviesa todos los niveles y se ajusta a la necesidad de cada etapa del niño y el adolescente.

El objetivo de la educación ignaciana es formar personas conscientes, competentes, compasivas y comprometidas. Cuatro cualidades que se complementan y que juntas constituyen lo que entendemos por una educación de calidad.

Nos caracteriza:

• Apuntamos a una formación integral y de calidad que prepare a nuestros alumnos para la vida. De acuerdo a la tradición de la Educación Jesuita, comprendemos la excelencia académica como parte inseparable de la excelencia humana.

• Promover y desarrollar las competencias de lectura, escritura que garanticen el acceso a la información y la comunicación; competencias para la investigación, la resolución de problemas y el deseo de aprender de forma autónoma.

• Trabajar en profundidad el aprendizaje del idioma inglés como segunda lengua, de manera diferencial y con una importante carga horaria con el objetivo de que los alumnos adquieran los conocimientos y la confianza para comunicarse con fluidez en cualquier ámbito que lo requiera.

• Un plan pastoral que «ilumina» todas las acciones educativas, el cual implica una propuesta curricular de formación cristiana y la opción de profundizar la fe en los espacios de voluntariado.